sábado, 27 de marzo de 2010

SUEÑO DE UNA NOCHE DE PASCUA


En el mundo moderno,

todo está al revés."

René Guénon







Prolegómenos de un sueño de una noche de Pascua…

Me encontraba ahí, en ese lugar que transité por un tiempo, especialmente en mi niñez, en donde se manifiesta el viento a través de sus ósculos con el rocío de la mañana, era aproximadamente las seis de un amanecer impregnado de recuerdos, de nostalgia, sentimientos que invitaban a reflexionar, cuando de repente, escuche en el sonido de las formas físicas una voz que pareciera emanar de esas dimensiones que hemos olvidado. Era tan fuerte, aguda, vibrante su entonación, que nosotros los muertos en vida resucitamos.

Sentí como mis centros vitales sempezaron a activarse y me erguí con mucho esfuerzo, como si despertara en las dimensiones del tiempo; me dirigí con paso titubeante hacia el interior, hacia mi templo, en donde mora mi alma. De repente, de mis grabaciones de leyendas, mitos, aprendizaje surgió la figura de Lázaro. Se me daba la oportunidad de caminar, transitar de nuevo, quitarme las vendas de mis ilusiones, maya, a fin de renacer con otra visión menos contaminada en el mundo de las formas y enfrentar mis pruebas a las que todos estamos sometidos al manifestarnos en este plano, sin dejarme atrapar por la dependencia, domesticación, todo aquello que genera sufrimiento y afecta a nuestra real libertad de manifestarnos plenamente en esta dimensión, teniendo la conciencia despierta de que un solo momento estamos aquí, somos seres transitorios.

Se desprendieron mis vendajes junto con los vestigios de la llamada muerte, la de ese hombre viejo, agotado, inquieto en busca del por qué estamos. Miraba a mi entorno con otra visión, esa que no debe detenerse en el pasado, en donde muchos se quedan anclados en los recuerdos, atrapados por sentimientos que nos hacen dependiente de personas, lugares que no deben permanecer, se deben ir, mientras estemos en esta dimensión.

Mis ojos por mucho tiempo acostumbrados a la oscuridad, tenían que adaptarse a visualizar la nueva Luz, la que corresponde a la de este Mundo de constante transformación, de pruebas, de formas perecederas, ilusiones.

Se sentía la energía divina de quien nos permite manifestarnos y grabar la sinfonía de los encuentros con todo su esplendor y poderío, dándome a conocer a través de sus palabras, energía, la misión que me corresponde en este nuevo encuentro, todo ello, con el fin de tomar conciencia sobre mis deformaciones, debilidades, imperfecciones y empezarlas a convertir en fortalezas.

Tomé muy en cuenta sus palabras, reflexioné sobre ellas, llamé con el eco de mi voz al ser de los miles nombres con quien he recorrido la senda de la dimensión terrestre. Me pude dar cuenta de los síntomas de mi mal, de mis contaminaciones que han afectado el desarrollo, crecimiento de mi ser espiritual, de la necesidad de luchar contra mi yo artificial con que he venido alimentando mis interrelaciones.

Pude darme cuenta a través de breves destellos que invitan a ser meditados con más profundidad, el porqué de quienes nos acompañan en este tránsito, su rol compromiso que desempeñan, de cómo nos analizan, no juzgan y hasta se forman un concepto de nuestra persona muy distinto del que tenemos nosotros mismos, diferente a ese ser que realmente somos, todo ello, porque sabemos mantener un contacto a diario y a través del tiempo de quien somos, de reconocer que muchas veces por estar inatento, no saber manejar adecuadamente nuestras emociones descuidamos nuestra autenticidad.

Comprendí más que nunca, lo que nos legara Steiner sobre este punto, cuando señalaba, que es necesario el que uno adquiera una manera definida de juzgar a nuestros semejantes. Es difícil lograr una actitud acrítica, pero el entendimiento debe sustituir al criticismo. Si confrontamos inmediatamente a nuestros semejantes con nuestra propia opinión obstaculizamos la evolución del alma.

Debemos escuchar al otro primero y este ejercicio es una manera muy efectiva de desarrollar los ojos del alma. Cualquiera que quiera alcanzar un nivel superior en esta dirección se lo debe a haber aprendido a abstenerse de criticar y de juzgar todo y a todo el mundo.

Es ahora, cuando se entiende, el alcance del ideario humanista con un conjunto unitario de valores, coherentemente estructurado en torno a la persona humana, su razón de ser y los modos de conducirla a su humanidad creciente.

Ya es el momento, cuando un poco más despierto, nos identificamos con la relevancia, el alcance, las repercusiones que origina el saber identificarse con el espíritu, su trascendencia y sobre todo, saber aprovechar la oportunidad que se nos da de permanecer en este plano valiosísimo para crecer espiritualmente, que es lo trascendental.

Steiner insistió en señalarnos, que hay que tener en la mente el que se da una gran diferencia entre llegar a un entendimiento de los conceptos presentados por un científico espiritual como una verdad obtenida a través de su cognición y su experiencia, y el desarrollo del alma y espíritu humanos que permite a una persona mantenerse en dicha cognición y percepción propias. Uno tiene, nos indica, que distinguir entre un nivel elemental de desarrollo que lleva a la comprensión de las enseñanzas de un maestro espiritual experimentado, siguiéndolas como si fuera en pensamiento y en sentimiento y entendiéndolas como verdad dentro de unos límites, y un nivel avanzado en el cual uno obtiene las experiencias personales en el ámbito del espíritu y el alma.

Nos agrega Steiner, que el desarrollo del hombre interior es el nacimiento en un nivel superior. Una persona debe tener la habilidad de emerger, en el momento que corresponda, con nuevos hábitos adquirirlos por pura fuerza de voluntad. Una persona descuidada debe acostumbrarse a ser cuidadoso y ordenado y esto debe llevarse a cabo no a través de una presión externa sino por una firme resolución de la voluntad. Cuanto más claramente perciba la persona los asuntos que le conciernen, mejor será su comprensión en el área de la verdad.

Definitivamente, en esta hora del reencuentro, tuve muy en cuenta además lo que Steiner nos legara, de que uno no puede esperar que los ojos del alma se abran inmediatamente. Una persona que combate la ira, la cólera, la curiosidad y otras cualidades negativas está, para empezar, derribando los muros que encierran su alma. Este esfuerzo debe ser repetido constantemente. Una persona clarividente puede evaluar hasta dónde los delicados órganos del alma están floreciendo.

Cuando las declaraciones humanas han perdido su agresividad y se han vuelto amables y llenas de comprensión hacia sus semejantes el órgano espiritual localizado junto a la laringe se despierta.

En conclusión, al irme despidiendo de ese reencuentro, mi espíritu se identificaba plenamente con el principio de la Vibración de Hermes Trimigesto que dice " Nada está inmóvil ; todo se mueve; todo vibra "; Este principio encierra la verdad y explica las diferencias entre las diversas manifestaciones de la materia, de las fuerzas, de la mente y aun del mismo espíritu, las que no son sino el resultado de los varios estados vibratorios Desde el Todo , que es puro espíritu, hasta la más grosera forma de materia, todo está en vibración.

Y como el viejo decía: Ay güey; ya no fumes de esas madres nomás alebrestas el cerebro