sábado, 4 de julio de 2009

ORIGINAL Y COPIA


Nunca vayas por el camino trazado, porque conduce hacia donde otros han ido ya. Alexandre Graham Bell




Hace algunos años, como 20, diría un amigo; conocí a una persona que recién venía llegando de Los Angeles, pantalón negro a la pantorrilla, zapatos de punta, camisa de seda pegada, el cuello lleno de cadenas; el pelo, en colores naranja y verde, con una cola que parecía de ardilla: Lo peor su pochinglish y bailaba break como nadie. Para mi entorno era la ridiculez andando… pero, a los pocos años comenzaron a imitarlo y de plano, se convirtió en una figura muy popular en su colonia. Demasiado original para muchos de nosotros, pero para muchos fue digno de imitarse.

En estos días he visto el cómo muchos de nosotros, me incluyo vivimos nuevamente el recuerdo de alguien que sobrepasó el hecho de ser original: Michael Jackson, que, dentro de sus extravagancias marcó una época en cuanto a sus canciones, videos, moda, y su muy peculiar modo de vida y de transformarse ¿?. Si es pedófilo o no, se tenía vitíligo o no, si sus hijos son de él o no, que si…. Un tipo único, que nos llevó a soñar (a muchos, me incluyo) con su famoso paso de moon walk y andar en la calle con un guante y sombrero. ¡El rey ha muerto! ¡Viva el rey!

Hay un deseo natural por ser únicos, distinguirse y una fantasía privada por trascender. Ser diferente es un anhelo que se frena por los convecionalismos sociales o por el script psicológico que se desdobla cuando somos adultos.

En los primeros seis años de una persona generalmente se decide si va a ser seria o bromista; triunfadora o perdedora; honesta o mentirosa, etc. Suena duro y determinista, pero es un hecho que lo que forma la personalidad, además del componente genético, es cómo el niño decidió interactuar con el ambiente para sobrevivir. La personalidad es el resultado de la supervivencia de la niñez.

Por supuesto que la gente puede cambiar y hacerse consciente de las decisiones que tomó, pero esto no es sencillo, el problema empieza con reconocerlo como una posibilidad. Entre las decisiones más importantes está la de pertenecer, afiliarse y ser normal. Es mejor ser como todos, así se pertenece. Dependiendo del nivel social o el entorno, parece que aspiramos a lo mismo. Como si fuera un chip que nos hubieran metido en el cerebro. En inglés le llaman the rat race, en español borreguismo.
El asunto es atreverse a ser un original, porque el mundo realmente le pertenece a los originales; a los que se atreven ser, a los que son ellos mismos. Para cierto grupo social la vida de los hombres se podría resumir así: estudiar una carrera, luego una maestría, tener un buen empleo, casarse, tener hijos, nietos y ya. En las mujeres están las que estudian y/o trabajan mientras se casan, y las que estudian porque pueden y quieren trabajar.
Desde chicos se dibuja un camino que al desviarnos nos sentimos perdidos, diferentes, raros.
¿Por qué no hacer lo que uno quiere?
Si se tuviera todo el dinero y todo el tiempo del mundo, ¿qué haríamos con nuestra vida?
Si la respuesta es rápida, sencilla y está enfocada a roles, seguramente no ha existido un cuestionamiento profundo. Es penoso que hombres y mujeres cambian su vida a los cincuenta o setenta porque sufrieron algún accidente o les dio un infarto. Es hasta entonces que deciden vivir o hacer "lo que siempre han querido". Cambian de profesión, de ciudad, de pareja, de filosofía, de hábitos, y es hasta entonces que descubren su potencial de ser originales
Ser un original tiene su costo. No siempre se tiene éxito, no es fácil lidiar con un entorno cuyas métricas están enfocadas a la normalidad estadística. Incluso en el camino de ser uno mismo hasta los grandes también sufren, ahí están Van Gogh, Mozart, Allan Poe, Nietsche, Gandhi.
Pero en cualquier caso la vida no es sencilla, está llena de lucha, victorias, fracasos y sufrimiento. Si como quiera es así, pues mejor vivir en la pelea por ser uno mismo, que en la pelea por ser alguien que ni conocemos o que decidimos ser en otro contexto y en otra edad.
Inspirado en un modelo de Warren Bennis, gurú de liderazgo, a continuación se generan algunas distinciones entre una persona que pudiera calificarse como copia (uno más del montón) y un original. Se aclara que el juicio sobre si una persona es una copia o una original, reside exclusivamente en la persona misma.
Una copia administra, un original innova.
Una copia mantiene, un original desarrolla.
Una copia se controla y quiere controlar; un original se libera.
Una copia piensa en el corto plazo; un original en el largo.
Una copia pregunta cómo y cuándo; un original pregunta qué y por qué.
Una copia acepta el status quo; un original lo reta.
Una copia se mide conforme a las métricas predominantes; un original las inventa.
Una copia hace las cosas bien; un original hace cosas únicas.
Una copia cumple un rol; el original inventa su propio rol.
En los negocios Jack Trout lo resume diciendo: diferenciarse o morir.
En lo personal se podría decir que es mejor vivir una vocación y ser un original, que pasar por la vida sin haberla realmente vivido.
Y como el viejo decía: “Pa que vivo de las tradiciones, de lo viejo; ni pa los pobres queda…”