sábado, 23 de enero de 2010

ASI DE SIMPLE


La única simplicidad que vale

la pena de conservar es la del corazón,

la simplicidad que acepta y goza.

Gilbert Keith Chesterton










¿Por qué tantas personas inteligentes trabajan tan duro, viven tan rápido... y se sienten extrañamente ambivalentes acerca de su éxito? El problema no es que las personas excesivamente ocupadas y estresadas no quieran deshacer sus compromisos, sino que les falta coraje a sus convicciones... o simplemente necesitan de algunas técnicas para comenzar. ¿Por qué toleramos tantas prioridades alteradas? Porque vivimos tan ocupados nuestras vidas, que es imposible imaginar algo diferente. Sin embargo, las cosas pueden cambiar. Una manera de tener una "mejor vida" es simplificar la que ya tenemos. La simplicidad nos ofrece principios y técnicas para hacer de nuestra vida algo menos complicado y más gratificante, tanto en el trabajo como en nuestra casa. ¿Es esto tan complicado?

1. Tiempo: Simplificar nuestra vida significa en realidad ganar control sobre ella. O sea, crear más tiempo -en el trabajo y en casa- para hacer las cosas que nosotros queremos. Las estadísticas nos muestran que las personas sienten cada vez menos que gastan su tiempo en cosas que disfrutan. Y es aún peor: la mayoría lo gasta en cosas que preferiría no hacer! ¡Este es el desequilibrio! ¿De qué sirve esforzarse en alcanzar una "vida", si no tenemos el tiempo ni la energía para disfrutarla?

He aquí el problema: Toma tiempo hacerse tiempo. Todos sentimos que no podemos reducir nuestras actividades en nada. Mientras nuestro trabajo sea "tan vital" para nosotros, no podremos mirar nuestras propias vidas: un matrimonio que no funciona, una carrera que no satisface, niños con los que no nos conectamos, amistades que perdemos... Nada es más peligroso que "tener poco tiempo".

Así que el primer paso, para simplificar nuestra vida, es hacer una pequeña inversión de tiempo. Liberemos una hora por día, durante 30 días, para reflexionar sobre estas simples preguntas: ¿Qué es lo que más complica mi vida? ¿Estoy trabajando demasiado? ¿Estoy trabajando en algo que no me gusta? ¿Mis niños están agotando toda mi energía?

No es tan poco realista como parece: durante un mes, abandonemos nuestro trabajo más temprano. Si no puedes hacerlo, gana tiempo en casa: durante un mes no leas el periódico o deja de mirar la televisión. Libera 60 minutos por día durante 30 días, hagámonos las preguntas correctas y nos asombraremos del descubrimiento.

2. Menos es más: Este es un principio tan obvio, que cuesta reconocerlo. A todos nos pasa. Por ejemplo, si tenemos que reducir el desorden en nuestra vida y comenzamos por simplificar las obligaciones de la casa, nuestra primera reacción es conseguir más ayuda. Así, contratamos a alguien para la limpieza, un jardinero para las plantas, una veterinaria para que se ocupe de nuestro perro... y todavía seguimos sin resolver quién se ocupará de la comida!

No necesitamos más ayuda. Necesitamos menos problemas. Es aquí cuando comenzamos el proceso de simplificar. Podemos libramos de posesiones que no usamos y que ocupan lugar. Podemos vivir en una casa más pequeña. Cuanto menos poseemos, más tiempo creamos. ¡Es difícil ponerle un precio a tanto tiempo ganado!

El mismo principio se aplica al trabajo. Podemos reducir las horas trabajadas. No se trata de cambiar la cantidad de trabajo, sino el modo de hacerlo. Esto no implica pérdida de producción, sino aumento de satisfacción. No contestes al instante todos tus mensajes. No asistas a todas las reuniones donde te invitan. Asigna a tus proyectos plazos más realistas.

3. Diga "No": El dramaturgo Jules Renard escribió "El hombre verdaderamente libre es aquel que puede rechazar una invitación sin dar excusas". O sea, pocos somos libres. Y esto es un problema: No podemos llevar una vida simple si no podemos decir no.

Nadie puede mantener más de tres prioridades. Si usted tiene un trabajo que ama, es una prioridad. Si usted tiene una familia que ama, es una prioridad. Lo que nos deja una más: Un amigo, un deporte, una tarea voluntaria... pero eso es todo. La mayoría entiende esto intuitivamente, sin embargo vivimos sobresaturados de compromisos que complican nuestra vida.

En tu trabajo, reserva tiempo "para ti”. Asigna a ese tiempo la misma prioridad que al más importante de tus asuntos. Así, cuando alguien te invite a una reunión que no quieras asistir, simplemente dí, "lo siento, ya tengo ese horario reservado". Fuera de la oficina, puedes decir: "No asumiré ningún nuevo compromiso durante los próximos seis meses".

Es duro al principio. Pero cuanto más digas NO, más fácil será hacerlo. Y, cuanto más lo hagas, menos te pedirán. El consejo es simple: Clarifica cuáles son tus prioridades y dí NO a todo lo demás.

4. Las posesiones son el 90% del problema: Hace treinta años, la mayoría de las casas tenía probablemente una radio y un televisor. Hoy, cada vez más casas tienen un sistema de sonido, i-pod, reproductores y un televisor... en cada cuarto! También teléfonos, computadoras, automóviles... y la lista sigue. Porque queremos tener todas estas cosas, nosotros trabajamos más tiempo para pagar por ellas. Lo que nos deja menos tiempo para disfrutar aquello por lo que trabajamos tan duro... Todas estas posesiones no cuestan simplemente dinero. Cuestan tiempo (instalarlo, arreglarlo, mantenerlo, escucharlo, mirarlo). ¿Y qué es lo que todos decimos querer realmente? ¡Más tiempo! Pues vaya ironía...

Un buen método es "pasar revista" a nuestra casa una vez al año, para desprenderse de cosas que no usamos. No significa dar esas antigüedades con valor sentimental. Sino todo aquello que poseemos y que su ausencia no modifica nuestras vidas. O mejor todavía, ¡no adquiramos nada innecesario en primer lugar! Una técnica muy útil es la de los 30 días. Si piensas que debes tener algo, házlo pasar por el "filtro" de los 30 días. Al cabo de ese tiempo pregúntate: ¿Aún lo necesito? La mayoría de las veces, ni siquiera podrás recordar por qué estabas tan entusiasmado con eso. Atención, existe una diferencia entre simplicidad y austeridad. No necesitas llevar una vida austera, sino reconocer que demasiado... es simplemente demasiado.

5. Lo importante es lo que importa: Hay infinitas razones por las que las personas no hacen lo que quieren. Pero, en primer lugar, porque la mayoría ni siquiera sabe lo que quiere.

Si has pasado años sin saber lo que quieres hacer (en tu carrera, en tu vida familiar, con tus obligaciones cívicas, etc...) puede parecerte un desafío imposible pensar acerca de ello. Para muchos, es más fácil seguir haciendo lo que saben que ellos no quieren hacer, o aquello que al menos no les molesta. Simplificar su vida, significa pensar en aquello que realmente es importante para tí.

"Lleva tiempo hacerse tiempo..." Tú no puedes resolver cómo dedicar tiempo a las cosas que disfrutas, si no tomas tiempo para re-pensar en aquello que estás haciendo en este momento. Tener una vida complicada, es una excelente manera de evitar cambiarla...

Y como el viejo decía: Sólo donde metes las narices, es donde asoma el problema