sábado, 19 de septiembre de 2009

ELIJO LO QUE SOY parte 3




Salta de tu cajita de confort

Resistirse al cambio es tan inutil

como oponerse a que salga el sol.

Juan Antonio Razo







En el libro Te quiero, te Odio de Vallés hace un análisis del riesgo de enfrentarse y dice que si no hay retos en la vida, caemos en la mediocridad. La gran tentación del menor esfuerzo. Déjalo estar. No te muevas. Haz lo que hagan todos. No te metas en líos. Así es como mucha gente vive, por necesidad social o por voluntad propia, y los que así lo quieren tienen pleno derecho a hacerlo sin que los moleste nadie. Pero siempre se paga un precio por el conformismo y la pereza, y es el de rebajar el nivel existencial de la vida. Cuanto más me repliego sobre mí mismo, menos persona soy. Para que la personalidad florezca, necesita aire libre, la lluvia y el viento; necesita el encuentro directo con otras personas para realizar su propio ser. Nadie se hizo grande en soledad.

Cuando fuiste un niño, no percibías los problemas o simplemente no los tenías. Pero lo común de la infancia es que todo niño corre riesgos y los padres se encargan de ponerles límites constantemente, y acaban encerrándolos en un corral que los limita de su desarrollo natural, tanto físico, como mental. ¿De qué tamaño es tu corral? La casa donde vives, tu trabajo, tu familia. Ese es tu corral. Te voy a demostrar. Cada mañana, bajas de la cama como un ritual, entras al baño y con frecuencia haces lo mismo. La mayoría de tus actividades, las haces de cierta manera por comodidad. Analiza tus logros, sucedieron porque hiciste algo diferente. Tus problemas los tienes porque no estás dispuesto a pagar un precio, porque quizá te da miedo perder la comodidad.

Si sigues haciéndolo como hasta el día de hoy, nunca vas a tener lo que andas buscando, por buscar la comodidad te estás perdiendo la oportunidad de entrar en el proceso ser, hacer y tener.

Esto que te limita quizá fue adquirido desde la niñez. Un niño es como una página en blanco. ¿A quienes les dijeron que los niños no lloran? ¿Quién de las mujeres considera que los hombres son superiores? Una persona sin creencias, es una persona sin inhibiciones, da al cien por ciento. Tu creencia, es tu punto de vista. Esas creencias son las que te han limitado. Son bloqueos que te han quedado en tu mente y te limitan. Lo que te limita te mantiene dentro de tu caja de confort y obtienes resultados ordinarios. Hay que romper esas creencias. Mientras más alta es la creencia, más es el precio que se paga. ¿Cuál es el precio que estás dispuesto a pagar? Los que pagaron un precio ya están disfrutando los éxitos, porque se transformaron en personas extraordinarias.

¿Qué precio estás dispuesto a pagar?

Todo el mundo desea el éxito,

Pero nadie quiere pagar el precio.

Juvenal

¿Quieres el éxito? Si tu respuesta es afirmativa, entonces debes saber que todo en la vida tiene un precio. Si las cosas valiosas fueran fáciles de obtener, cualquiera las tendría. Para romper las creencias que te limitan en tu desarrollo y que evitan que puedas manifestar tu magnificencia, necesitas pagar el precio que pagan los seres humanos que no se quedan inmóviles dentro de su cajita de confort.

Un estudio hecho en Alemania por el Alexander Hamilton Institute a través de más de 500,000 estudiantes, entre los cuales se encuentran más de 150,000 ejecutivos, se llegó a la conclusión de que el éxito o fracaso de una persona no depende de su capacidad ni de su inteligencia, sino simple y sencillamente de que unas personas quieren pagar el precio de su éxito y otras no.

Este precio es: Hacer uso de tu máxima energía, para forzarte a llegar al lugar que deseas alcanzar en tu vida. Tener la determinación de seguir el plan que diseñaste, no solamente si las circunstancias son favorables, sino a pesar de todos los obstáculos que se te presenten. Finalmente, no admitir ningún suceso, que pueda torcer, cambiar o modificar la realización del propósito que tienes para con tu vida.

El pagar este precio no es fácil. Por eso es que unos quieren hacerlo y otros no. Sin embargo, todo ser humano está en completa libertad de decidir si quiere o no quiere pagar el precio de su éxito en la vida. Las personas que triunfan en la vida tienen que pagar los precios necesarios para conseguir sus metas, sacrificando el descanso e inclusive el tiempo que le dedican a la familia. Si se está consciente de esto, aunque sea poco el tiempo que se pase con la familia, se procurará sea de gran calidad.

El logro de tus objetivos, requiere del mayor esfuerzo, superando problemas personales, familiares y sociales; y tener siempre en la mente que deberás llenarte de optimismo y dejar a un lado los pretextos que sólo caben en las personas que no tienen responsabilidad.

Arriesga a ¿qué tal si sí?

Cree que lo tienes y lo tendrás.

Erasmo

¿Desde cuándo dejaste de arriesgar? Recuerda que cuando eras niño frecuente arriesgabas, siempre le apostabas a las cosas. Quizá decías: ¿Y qué tal si sí?

Hace algunos años tuve la oportunidad de ver y acercarme a un Rolls Royce. Cerca de él se encontraba su dueño con las llaves en la mano dispuesto a llevárselo. Le dije a mi amigo que me acompañaba: Permíteme, voy por ese coche. Se lo voy a pedir. ¿Qué creen que me dijo mi amigo? ¡Estás tonto, cómo te va a regalar ese señor semejante carro! Por supuesto que no le hice caso a mi amigo y me acerqué para hablar con el dueño del carro y le dije: Oiga señor; me gusta su carro... ¿me lo regala? ¿Qué creen que me contestó? ¡Estás bien tonto, trabaja flojo!, ¿Había posibilidad de que me lo regalara? ¡Sí! ¡Sí había! ¿Qué es lo que tenía seguro? Que me dijera que no. Tomé un riesgo, lo pedí. Imagínate que tal si este señor estuviera desahuciado y le hubiera caído en gracia mi atrevimiento, quizá me hubiese regalado su carro.

¿Desde cuándo dejaste de arriesgar? ¿Quién te dijo que no valías? ¿Quién se burló de ti? Yo afirmo que las grandes creencias se forman en los niños, pero aún así sigues cosechando creencias... ¿Qué te decían de niño cuando hacías algo mal? ¿Qué te dicen cuando dejas la llave pegada en el auto y lo cierras? pendejo, menso, estúpido... ¿Cuándo hacías bien la tarea, qué te decían? Nada.

Haces lo que sea necesario para boicotear tu éxito. ¿Cómo yo siendo un tonto puedo tener esto? ¡No me lo merezco! ¿Cómo puedo merecer esto si soy un estúpido?

¿Crees que las personas con creencias de ese tipo merecen tener amor, felicidad? ¿Crees que un tonto se lo merece? Yo te digo que sí, pero el precio que tiene que pagar es muy alto, para que su ser interno se manifieste.

Cuando en la escuela o en una reunión piden que pasen al frente, tú quizá piensas... Ni de tonto paso. ¿Cuántas veces te ha sucedido así? Dejas que otro decida por ti por no querer tener problemas. Recuerda que la solución no está dentro de la caja de confort.

Vamos a suponer que te subes erróneamente en un camión equivocado. ¿Cómo actúas? ¿Eres de los que se quedan calladitos porque no arriesgan? ¿Cuántos contratos has firmado en tu vida sin leerlo porque te da pena? ¿En la escuela, das al cien por ciento? ¿En tu trabajo, te quejas porque hay trabajo? ¿Cuántas veces te han pasado cosas por no preguntar? Para mirar nuevos horizontes hay que arriesgarse. Siempre existirán posibilidades de tener éxito en cada una de tus decisiones. Si se arriesga y los resultados no fueron como los que se deseaba, de todas maneras tuviste éxito, porque de qué otra manera tendrías el conocimiento si podrías sacar algún beneficio con tu decisión? El arriesgar te da oportunidad de crecimiento. La gente que no arriesga, simplemente se encuentra viviendo en un estado vegetal, no se está dando la oportunidad de experimentar y crecer.

Y cómo el viejo decía: Grita, que lo que se queda dentro, mierda se ha de volver