sábado, 28 de noviembre de 2009

MERECEMOS SER FELICES


IN MEMORIAM… A DON JUVE… 30 AÑOS HACE… “No morirás hasta que fenezca el último que te recuerde”



El bien de la humanidad debe consistir

en que cada uno goce al máximo de la felicidad

que pueda, sin disminuir la felicidad de los demás.

Aldous Huxley







La humanidad durante toda su historia, y cada ser humano, desde que tiene uso de razón, sobre el planeta hemos tenido una preocupación muy particular por buscar y encontrar la felicidad. El tema ha sido analizado por religiones, filósofos, empresarios, parejas, adolescentes. Podemos contemplar que cada uno de estos grupos poseen una idea particular de lo que es la felicidad: las religiones han dicho que la felicidad es un estado que nos brinda un ser supremo; los filósofos hacen una descripción y definición de la felicidad partiendo de la manera en cómo se puede entender cada situación que brinda felicidad a los seres humanos en conjunto y a nivel individual; por otra parte para los empresarios, por ejemplo la felicidad, ¿es qué? Dinero, más ventas, expansión, trabajo, etc., y para las parejas es un estado emocional también pero dependiente de los comportamientos de la otra persona, compañero o compañera como son la fidelidad, sinceridad, ternura etc. Para un adolescente serían la libertad, la carencia de normas, etc.

Si reflexionamos detenidamente en todas las acciones humanas, en cada una de ellas encontramos situaciones que nos dan felicidad, o sea, que podemos interpretar que existen varias clases de felicidad dependiendo de las ganancias o motivadores emocionales que las generen. Luego de analizar la felicidad, ésta puede considerarse como un estado mental que proporciona sensaciones placenteras y que modula de manera agradable y positiva la recepción y la interpretación de los estímulos recibidos del medio ambiente.

La felicidad es, entonces, un estado de realización en el cual se experimenta satisfacción, emoción, seguridad, complacencia. Este estado emocional es para nosotros difícil de alcanzar porque siempre esperamos a que nos lo proporcionen. Dejamos que los demás decidan en este sentido por nosotros y esperamos ser felices externamente, nunca de nosotros hacia los demás.

Otro de los principales puntos por los cuales no somos felices es porque dejamos de lado nuestra emocionalidad, llegamos a un estado tal de represión, que nos contenemos de absolutamente todo, nos preocupamos por estar siempre a la defensiva, estamos prevenidos con absolutamente todo, e inmediatamente cerramos las puertas a nuevos sentimientos. Dice Watzlawick que siempre nos cuestionamos, después de dos o tres días de irnos bien o ser felices, el por qué de ese estado, ¿acaso no merecemos ser felices?

O simplemente nos damos cuenta que desde niños, nuestros padres nos programaron psico lingüísticamente para no sentir, o alguna vez en nuestra vida no nos dijeron “los hombres no lloran” o “no hay que ser tan nena”,… esta represión es el producto de nuestra querida sociedad, una sociedad machista y muy a pesar de ser muy emotiva (lo digo por el nivel de frustración que nos deja un partido de fútbol por ejemplo) nos reprime la mas primaria de las cualidades humanas, nuestra emotividad.

Ese tipo de personas, que no se dan a los demás o que se condicionaron o programaron para no sentir, son los que a veces oímos decir cuando vamos a un parque de diversiones “esto me hacía falta para sentirme vivo”, necesitan de una máquina para ser felices; ¿triste, no?, pero lo mejor viene después, cuando se emborrachan… lloran, y luego se deprimen tan profundamente que hasta terminan quitándose la vida. Este cúmulo de emociones y de sentimientos reprimidos, generan una carga en nuestro inconsciente, y espera cualquier momento para poder salir. A cuantos no les pasa que después de tener un día malo llegan a su casa y al momento en el que le hacen una pregunta cualquiera, responden con violencia.

Pues es por eso, por reprimir y reprimir, por no darnos a nosotros mismos el gusto y la satisfacción de reírnos cuando se cayó la viejita, o de llorar con la telenovela.

Esa es la clave para hacerlo. Una vez que se logre establecer una emotividad sincera y receptiva, se tendrá la posibilidad de entregarse a los demás, y esto nos proporcionará una satisfacción tan grande, que nos harán correr bajo la lluvia, o celebrar de la forma que nosotros queramos.

O cómo reza un comercial televisivo: Hoy es un día para hacer lo que deseemos, inventar un nuevo paso de baile, vestir como queramos, hablarle a la chica de nuestros sueños, hacer algo diferente…

Pero, les aseguro algo, cuando esto pase, no olvidaremos este sentimiento nunca más. Así que no temamos, dejemos salir nuestro interior, exploremos nuestros sentimientos y los de los demás, recordemos que para hacer hay que ser, y se es cuando se siente.

Y como el viejo decía: El sapo por más que se infle seguirá siendo sapo