sábado, 25 de octubre de 2008

MI ÉXITO ES VIVIR...


Quien sólo vive para sí, está muerto para los demás.
Publio Sirio

Me vi tan cercano a la muerte que pensé: Vivo estoy… o muerto soy… En nuestro país, el culto a la muerte es toda una tradición, pasamos el sincretismo de nuestra vida pachanguera a la muerte… para seguir la parranda más allá de todo impedimento terrenal… A la vez, para muchos esta época nos invita a comenzar la reflexión sobre el año que termina y la vida que se nos va… y, aunado a lo anterior, retomando viejas ideas europeas: la liberación de la noche de los espíritus y el canal de energía entre lo vivo y lo muerto que se abre para circular libremente.
Independiente a ello, y cerrando nuestro ciclo sobre el equilibrio emocional en nuestras vidas, deseo reflexionar sobre nuestra propia misión o vocación específica en este camino que hoy nos toca recorrer… Todos nosotros tenemos una misión o vocación, que no puede ser reemplazada ni repetirse, de modo que nuestra tarea es tan única como la oportunidad de llevarla a cabo.
Hay que saber aprovechar al máximo la oportunidad que se nos da de permanecer con vida y trabajar en pro de nuestro crecimiento personal, lograr los resultados que nos proponemos donde se demuestre cuan supimos utilizar adecuadamente nuestro potencial sin afectar a nadie. Recordar que somos únicos como personas y poseemos una combinación de talentos, habilidades, oportunidades, experiencia y personalidad única y singular. Es decir, nos corresponde a cada uno laborar en nuestro propio crecimiento, usar adecuadamente nuestro talento, en pro de nuestro óptimo aprovechamiento de la vida, enriqueciéndolo en lo trascendental, en el aspecto evolutivo y en el plano espiritual.
Debemos autoconocernos, determinar en donde se manifiestan nuestras debilidades ¿por qué de ello?, ¿en dónde nuestras fortalezas? ¿Cuál es nuestra misión? ¿Cómo aprovechar la oportunidad de vivir?
Reflexionar sobre el propósito por el cual nos encontramos en esta vida. La búsqueda de ese significado es el empeño más importante de nuestro caminar. Como dijo Albert Camus: “El sentido de la vida es la pregunta más apremiante”. La creencia de que la vida no tiene un significado está relacionada con la dificultad que experimentan los seres humanos de hallar ese significado, de conseguir esa correspondencia entre la necesidad de sentido que reside en nosotros con algo en el mundo exterior que legitime ese sentido, que haga figura dentro de nosotros. Pero mientras mayor sea la conciencia, el conocimiento, el contacto y la experiencia personal con el propósito de vida identificado, más profunda será la motivación, la expectativa, el apetito, el apremio y la determinación para avanzar en pos de la consecución del significado de vida que hemos asumido. El propósito le imprime a la vida un acicate y un “sentido de urgencia” de vivir según ese significado. Un propósito de vida nos mueve también a establecer prioridades y a vivir con un enfoque intencional, con la certeza de estar viviendo la vida que queremos y con la convicción de no desperdiciar nada de ella.
Tener un sentido de vida llena a ésta de entusiasmo y de pasión, que se traduce en emoción con sentido de dirección. Un significado de vida proporciona una sensación de bienestar y plenitud y afecta profundamente la manera en que vivimos, a la vez que sirve de punto de apoyo para el desarrollo de nuestra potencialidad como seres humanos.
Este significado cobra vida en la medida que tomamos conciencia de quienes somos: necesidades, talentos, habilidades, destrezas, sueños, y las necesidades del entorno que nos rodea. Este cruce activa nuestro sentido de destino.
Ya es hora de tener bien definido el sentido de nuestra vida, de dar paso a las acciones que conlleven a alcanzar con éxito nuestras mestas, misión, saber aprovechar óptimamente el tiempo, el potencial creativo, innovador que traemos, el sabernos interrelacionar con nuestro entorno. Con las personas que colaboran en nuestro crecimiento sin dejarnos atrapar por condicionamiento, apego y mucho menos darle paso al sufrimiento. El saber manejar correctamente nuestras emociones y energía.
El éxito en la vida reside en saber equilibrar nuestras prioridades y aprender a colocarlas en orden de importancia. Una vida fragmentada es una vida disfuncional y poco efectiva. Si no logramos integrar todas las áreas de nuestra vida, viviremos en forma incompleta y con insatisfacción permanente. Cada una de las áreas de nuestra vida deben estar en equilibrio e integradas: Vida espiritual (fe, relación con Dios), vida física (salud, recreación, descanso), familia (paternidad, matrimonio), trabajo (negocios, profesión), finanzas (economía, recursos) y relaciones (amistades, participación comunitaria, servicio social, interdependencia en las relaciones interpersonales).
De nosotros depende definitivamente alcanzar el éxito, simplemente no descuidemos nuestra oportunidad de vivir. Utilicemos adecuadamente nuestro potencial de vida, no malgastemos nuestro tiempo, emprendamos todas aquellas acciones que nos generen felicidad, armonía, no nos dejemos atrapar por el pesimismo, lo negativo, defendamos nuestra autenticidad, no nos dejemos manipular, no manipulemos a nadie, apoyémonos en nuestras virtudes y éstas nos ayudaran a obtener el éxito.
CARPE DIEM….

domingo, 19 de octubre de 2008

¿DÓNDE QUEDÓ LA GARRA?


Sin pasión, el hombre sólo es una fuerza latente que espera una posibilidad, como el pedernal el choque del hierro, para lanzar chispas de luz.
Henry F. Amiel
Nuestra selección mexicana de fútbol es un síntoma claro de nuestra personalidad y cómo la mostramos en la vida. Somos apasionados y manifestamos la garra cuando estamos en un sitio seguro; pero, cuando es necesario hacerlo frente a extraños, tendemos a ser “agachones” y tratar todo con miedo…
Sí, así de simple, muchos de los mexicanos somos seres dicótomos, vamos exhibiendo dos caras… diría alguien por ahí…machos afuera… maricas por dentro…¿Qué nos falta para que seamos uno ante todo? ¿De dónde surge ese miedo a ser excelentes? ¿A no dar el 110% de nuestras habilidades y capacidades? ¿Dónde queda la pasión por ser y hacer todo en la vida?
El ser excelente no tiene límites de velocidad y para eso se requiere libertad, decisión, voluntad e inteligencia. La libertad se considera como el centro de la vida humana y al utilizarla adecuadamente equivale a perfeccionar tu calidad de vida. Un ser humano excelente es aquel que influye en los demás y que busca siempre el bien para él y para los que le rodean. La excelencia es saber amar, saber ser amado y ver siempre las cualidades de las otras personas, buscando constantemente su bienestar. La excelencia es saber servir y apoyar con placer a los demás, porque entre todos se puede encontrar una mejor forma de hacer las cosas.
Cuando una persona es excelente quiere decir que es un privilegiado como ser humano porque está en desarrollo constante. Ser excelente es saber comunicar paz a los demás, aprovechar puntos de oportunidad y transformar dificultades en acciones positivas, pero no hacer por otros lo que estos pueden hacer por sí mismos. Un ser excelente sabe proteger sin asfixiar, sabe guiar sin imponer, sabe motivar a los que están a su cargo para que también puedan desarrollarse. La excelencia es saber construirse sólidamente como ser humano, con piezas de calidad como los buenos principios y los valores.
El hombre que vive con excelencia posee, entre otras cosas, las siguientes características: Intuición y alegría, claridad en sus propósitos, originalidad, responsabilidad y libertad. Un ser humano excelente construye a otros, soporta el rechazo, no se frustra, mejor aún, le da sentido a la vida, es equilibrado en su pasión y responde con la razón.
La excelencia es abundancia. La persona excelente sabe reír y disfrutar de las cosas bellas que abundan en la vida. Por ser intuitivo, sabe relacionar grandes realidades, tiene una visión amplia y adelantada acerca del futuro. El ser excelente es inventor y creativo, pero sobre todo, promueve el surgimiento de grandes hombres, de nuevos valores y de cambios históricos.
La excelencia personal para sobresalir. La excelencia personal se define como una manera de vivir, una actitud mental y un pensamiento inclinado a solucionar cualquier problema, la excelencia se refiere a ser cada vez mejor. En otras palabras se puede definir como la manera en que el individuo desarrolla gran parte de su potencial, sin perder tiempo en buscar excusas o razones para demostrar que algo no se puede hacer.
El único camino para lograr convertir nuestra riqueza potencial en real es precisamente a través del trabajo intenso y de calidad. Todo individuo que tome conciencia de lo que es, siente, piensa, hace, desea y dice está en un darse cuenta de sí mismo, y de lo que le rodea, lo que importa es el ser y no el deber ser, esto involucra el auto concepto y la autoestima.
La autoestima positiva es la base de la excelencia. Una autoestima positiva es el ingrediente base para que un ser humano pueda llegar a ser excelente. Dos características importantes de la autoestima positiva son la dignidad y la capacidad de hacer las cosas de la mejor manera.
Los seres humanos excelentes poseen muchas características valiosas, pero la autoestima es un elemento característico de los que son excelentes. Puede pensarse que las personas excelentes son seres superiores, pero en realidad no es así, lo que pasa es que poseen una autoestima elevada, se sienten muy seguros de si mismos y capaces de concretar lo que tienen en mente.
La excelencia se construye. En la vida todo es posible y naturalmente alcanzar la excelencia no es una excepción. ¿Piensas que las personas excelentes nacieron así?, por supuesto que no, la excelencia se construye sobre la base de un mejoramiento personal continuo. Parte de sus ingredientes son: La autoestima positiva, la responsabilidad, cambiar un bien por un bien mejor, sólidos valores personales, pensar a largo plazo, actitud positiva, la ética, la ambición (que no es igual a la codicia), buscar siempre ser mejores cada día y compartir nuestro conocimiento con los demás.
Pretender siempre algo más de lo que tenemos o de lo que somos, querer e intentar ser mejor cada día, es tener espíritu de superación permanente, es el camino hacia la excelencia. Pero lo más importante para lograrlo, es darnos cuenta de lo que somos y poseemos, valorarnos como hace mucho tiempo no lo hacemos, y decidimos al cambio, a trabajar juntos, motivados por un espíritu de superación constante, para alcanzar la grandeza de nuestro país y el bienestar de todos los mexicanos. Todo es posible cuando te decides hacerlo. Nosotros como seres humanos hacemos realidad las circunstancias negativas o positivas, como reza el dicho popular: "cada quien tiene lo que se merece".
Si no estás de acuerdo con tu mundo actual, tu trabajo o tu círculo de amigos, ¡no te preocupes!, ponte en acción, cambia tú y ya verás que tu mundo comenzará a cambiar.