sábado, 23 de mayo de 2009

LA MOTIVACION Y EL FORMADOR


La senda de la virtud
es muy estrecha,

y el camino del vicio,

ancho y espacioso.

Cervantes




Recuerdo aquellos tiempos en que los talleres de Calidad Educativa estaban en boga, así como ahora andar haciendo reactivos tipo PISA y ENLACE. En alguno de esos talleres, el buen Teodoro Villalobos, nos mencionó algo que todavía me sigue impactando… “No se preocupen, lo único que puede pasar al estar en un aula sin saber qué hacer es echar a perder vidas…” Todos los presentes nos reímos, pero quizá en algunos tronó el remordimiento de cuántas vidas llevábamos sin haber formado debida o malamente. Hoy, tiempo después, me sigue acuciando la misma pregunta; y no sólo en el ámbito de la formación, sino en cualquier lugar donde compartimos nuestra experiencia y tocamos a otras personas dejando un poco de nosotros en ellas.
Muchos de nuestros formadores han descuidado el alcance, las repercusiones positivas que una buena motivación puede generar en nuestros estudiantes. Desde luego, ello se atribuye en gran medida por la ausencia del conocimiento que se tiene sobre los factores motivacionales y cómo inciden en el comportamiento, creatividad, en resultados que favorezcan a los actores involucrados, especialmente a quien se motiva.
El docente moderno debe estar bien compenetrado cómo son sus interrelaciones con sus estudiantes, de qué manera ellos lo perciben y se sienten plenamente identificados con su estilo docente, concretamente, motivados con los conocimientos que proporciona y lo que estos generan en pro de darle paso a nuevas ideas.
No se trata de estar al frente del grupo de estudiantes y repetir ideas de otros, se trata de compartir, dialogar, motivar al estudiante a participar a exponer su criterio a identificarse plenamente con el tema a tratar, evaluar su alcance, lo que estos conocimientos representan.
En cada clase tiene el docente la oportunidad de optimizar el tiempo que se le da para adentrarse en como sabiendo motivar a sus alumnos puede obtenerse resultados que favorezcan a todos, Para ello debe saber manejar adecuadamente los factores motivacionales, estímulos que generen un buen clima organizacional, que den paso a una excelente integración aprediente-profesor.
Pedro García Alonso al respecto nos invita a tomar muy en cuenta la siguiente pregunta ¿Cuál es la causa principal de la desmotivación de los alumnos en las clases? Sobre ello señala:
- Falta de aplicación práctica de los contenidos, carencia de ver el contacto con la realidad profesional y con el mundo real en que vivimos. No explicar por qué se tiene que aprender precisamente eso que se exige.
- Separación y divorcio entre la universidad y la empresa, entre la profesionalidad y la ciencia, entre lo práctico y lo teórico. No se percibe la utilidad profesional ni el sentido productivo.
- Distanciamiento entre el docente y los estudiantes. Ausencia de trato frecuente entre profesor y alumno. Falta de tutorías. Se cuestiona por qué el profesor da ese tipo de clases, a qué interés responde, si es sólo al del profesor, o si es al de los alumnos.
- Reducirse el contacto profesor-alumno simplemente a las clases y nada más. Falta de convivencia, de transmisión de contenidos vitales, de mostrar la experiencia directa y vivida.
- Poca investigación guiada, poca orientación profesional y poco estímulo para sus prácticas.
- Excesiva masificación, grupos impracticables para poder mantener un trato personalizado.
Nos agrega además otras preguntas y nos proporciona algunas respuestas a saber.
¿Qué se debe hacer para que un alumno se sienta motivado en la clase a pesar de que los contenidos no le interesen?
- Tratarles individualmente, como personas diferentes y singulares. Cada una con sus capacidades y destrezas, con sus intereses y planes, con sus expectativas y deseos.
- “Tomar un poco de tiempo” en presentar la materia. Justificar por qué debe aprenderse eso, que aplicación tiene, para qué hará falta en la vida profesional.
- Hacer referencias constantes a la realidad que ellos viven, que pueden percibir en
el mundo extraclase.
- Dialogar. Comprobar la aceptación o el rechazo que provoca la enseñanza transmitida.
- Ofrecer casos prácticos, no subirse a las nubes y olvidar el día a día.
- Relacionarlo con los demás contenidos que ya poseen, con las cuestiones que ya dominan, con todo su acervo cultural.
- Usar internet: Responder de inmediato sus dudas por la Red en chat, web, e-mails, blogs , etc...
- Estar siempre disponible para sus necesidades, dando importancia a sus propuestas y solicitudes.
- Evaluación frecuente, justa, bien preparada, animante, generosa, que noten que es posible mejorar y superarse, que se les reconoce su esfuerzo y su interés.
Algo muy importante, SER ASERTIVO, la necesidad de todas las personas con las que interactuamos es tener una relación de GANAR-GANAR, no nos gusta perder; no nos gusta ser el bicho raro del salón; no nos gusta ser los ricos venidos a menos y que nos vean mal; no nos gusta ser los marginados por ser raros, gordos, flacos, altos, nacos o lo que sea. Somos seres humanos que necesitamos afecto, cariño e inclusión… Hagamos esa parte de nuestra vida.
Y como el viejo decía: “Pa’que te metes de cura…si ni el Padre nuestro sabes…”