sábado, 11 de julio de 2009

CADENAS DEL APEGO


El mundo está lleno de sufrimientos;

la raíz del sufrimiento es el apego;

la supresión del sufrimiento es la eliminación del apego”.

Buda

¿Qué tan apegado somos a las cosas? ¿Por qué ese apego? ¿Qué te ha originado el apego? ¿Cómo relacionamos el apego con nuestro comportamiento? ¿Qué relación hay entre el apego y el sufrimiento? ¿Qué estamos haciendo para liberarnos del apego?, quizá, son algunas preguntas que ya nos habremos hecho y que tenemos las respuestas a nuestro alcance.

El día de ayer, para no ir tan lejos, recibí una noticia que me dejo estupefacto, anonado y me remitió a una situación particular hace algunos años; donde tu forma de vida se cimbra de tal forma que sientes acabarse el mundo y no hay nada más allá. Cuando sucede, berreas, pateas, te sientes el más insignificante de los seres humanos…volteas al cielo y preguntas: ¿por qué a mí? Hoy, desde mi perspectiva, puedo compartir como el apego es un tema sumamente significativo en todo crecimiento personal por los efectos que origina, sus impedimentos, dependencia, de ahí que considero muy importante la aportación de un autor que nos dice, que sólo tú, tú puedes hacerte feliz y todos los momentos presentes lo son porque tú estás en ellos.

Y hoy, en el eterno presente, en el aquí y el ahora, tú serás feliz aunque hoy lo acompañe esto o lo otro: y podrás ir pasando de un momento a otro en la vida disfrutándolo plenamente, sin llevar cargas emocionales del pasado.

Y como los lirios del campo y los pájaros del cielo estarás libre de preocupaciones viviendo siempre el Eterno presente.

Se nos pregunta, ¿De dónde llegó tu apego? Brotó de una mentira que llega desde tu cultura, tu sociedad, o desde tú mismo, o sea de tu programación.

Simplemente observa: miles de personas viven sin eso que supone dueño de su felicidad; y si revisamos su pasado encontraremos algo que en un momento dado supuso insustituible, y que el tiempo demostró que no era así. Hoy ya ni lo recuerda. ¡Mira que pequeñas cosas eran!

El cambio se produce únicamente cuando une el conocimiento a la comprensión; pues son las columnas del Altar de la Sabiduría.

No nos debe sorprender por tanto, que se comente, que la Nueva Era requiera nuevos hombres. Y el Nuevo Hombre surge del reencuentro consigo mismo.

Surge al rellenar el abismo que lo separa de la Realidad. Surge por la fuerza apelativa del Amor. Surge por el esfuerzo reintegrativo en un Todo Mayor, surge cuando se ha sorprendido inatento, apegado a las cosas perecederas, a todo aquello que le impide crecer, ser libre.

Hoy más que nunca que estamos dentro de escenario en donde el materialismo se manifiesta con muchas amenazas en contra del crecimiento espiritual, anclando a muchos en sus cárceles, aprisionándolo, destruyéndolo en todo aquello que le permita alimentar su espíritu, que lo conlleve a sentirse libre de los apegos, es necesario sorprendemos que inatentos hemos estado en relación al apego.

Debemos tener presente, que el apego es un estado emocional de vinculación compulsiva a una cosa o persona determinada, originado por la creencia de que sin esa cosa o persona, no es posible ser feliz. Por tanto, no nos debe sorprender que su mente diga:

No puede ser feliz si no tiene tal o cual cosa, o si tal persona no está con usted.

No puedes ser feliz si tal persona no le ama. No puedes ser feliz si no tiene un trabajo seguro. No puedes ser feliz si no le da seguridad a tu futuro. No puedes ser feliz si estás solo.

No puedes ser feliz si no tienes un cuerpo a la moda. No puedes ser feliz si los otros actúan así.

Y más cuando su mente señala que No puedes ser feliz si tu mente está programada para demostrarle constantemente (si no es por una cosa, es por otra) que no puedes ser feliz. ¡Todo esto es falso! No hay un solo momento en tu vida en el que no tengas cuanto necesitas para... Ser Feliz.

Lo cierto es que todas las cosas a las que te apegas, y sin la que estás convencido que no puedes ser feliz, son simplemente tus motivos de angustias. Lo que te hace feliz no es la situación que te rodea, sino los pensamientos que hay en tu mente.

De aquí entonces, que el apego es un estado emocional que tiene dos puntas, una positiva y otra negativa.

La positiva es el estado de placer y la emoción que sientes cuando logras aquello a que estás apegado.

La negativa es la sensación de amenaza y la tensión que lo acompañan, lo que le hace vulnerable al desorden emocional y amenaza constantemente con hacer daño a tu paz. Si no se consigue el objeto del apego, origina infelicidad; y si se obtiene solo produce un instante de placer seguido de la preocupación y el temor a perderlo.

¿Podemos ganar la batalla contra los apegos? Desde luego que sí, renunciando a ellos. Cambiando nuestra programación.

Hagamos una lista de todo lo que te tenga apegado y decirle a cada una:"En realidad no estoy apegado a ti en absoluto.

“Tan solo estoy engañándome a mí mismo creyendo que sin ti no puedo ser feliz" Y si tu apego se refiere a una persona digamos: "Te dejo que seas tú mismo; que tengas tus propios pensamientos, que satisfagas tus propios gustos, que sigas tus propias inclinaciones, que te comportes tal como decidas hacerlo. Te libero con Amor y me libero con Amor".

Ahora estás en condiciones de amar a esa persona. ¿Por qué? Porque Amar, no es querer. Lo que quieres, quieres poseerlo.

Cuando quieres a alguien para ti, solo le estás poniendo una cadena al cuello, y estás atándote del otro lado.

El Amor solo puede existir en libertad. Elige entre tu apego y la felicidad. Lo que necesitas no es renunciar, sino comprender, tomar conciencia.

Si tus apegos te han ocasionado sufrimiento, esa es una gran ayuda para comprender, y si alguna vez experimentaste el sentimiento de libertad te será útil recordarlo. Borra en ti el ¡que feliz me haces! y el ¡esto me hace feliz!.

En la medida que te sorprendas apegado, condicionado a algo y que no, puedas liberarte de ello, debes empezar a liberarte de esa atadura para no darle cabida al sufrimiento que es muy penoso y puede originar serias repercusiones físicas y síquicas.

Y como el viejo decía: “Pa que te preocupas tanto, si tan solo la tierra de las uñas te has de llevar”