sábado, 16 de agosto de 2008

EL MAESTRO Y LA MOTIVACIÓN

"Los seres humanos no nacen para siempre el día en que
sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse
a sí mismos una y otra vez."
Gabriel García Márquez

En un nuevo ciclo escolar, (y malhaya sea la costumbre) no pudiendo dejar atrás ciertos hábitos aprendidos, en cierta reflexión puesta en la mesa la semana pasada acerca del cómo un maestro debe motivar a sus alumnos, quisiera escribir mi punto de vista.
Los maestros no pueden ignorar la relevancia que la motivación ofrece en pro del aprendizaje, más, cuando los estímulos utilizados son capaces de incentivar al estudiante para que aporte su creatividad e ideas que ayuden a crecer, a generar conocimientos que sean significativos para él.
La motivación es lo que induce a una persona a realizar alguna acción. En el caso de la enseñanza nos referimos a la estimulación de la voluntad de aprender.
La motivación en el aula no debe de entenderse como "una técnica" o un "método de enseñanza" sino como "un factor" que siempre está presente en todo proceso de enseñanza-aprendizaje.
La falta de motivación es señalada como una de las causas primeras del deterioro y uno de los problemas más graves del aprendizaje, sobre todo en la educación formal. Numerosas investigaciones realizadas han mostrado la importancia de la motivación en el aprendizaje. Sin motivación no hay aprendizaje (Huertas, 1997; Pozo, 1999; Míguez, 2001).
Los teóricos del aprendizaje y los profesores están de acuerdo en que los estudiantes motivados aprenden con mayor rapidez, y más eficazmente, que los estudiantes que no lo están. La motivación debe ser considerada tanto al inicio como durante el desarrollo de los cursos, la falta de consideración de la motivación intrínseca sostenida puede convertirse en un obstáculo para el buen desarrollo de la acción didáctica. Es imprescindible motivar a quién quiere aprender.
Pedro Ovalle nos recuerda que se usa la expresión motivación como el elemento clave que impulsa al ser humano a tomar una acción para dirigirse a un determinado lugar o a asumir una posición con respecto a una situación nueva. Ahora bien, este aspecto es decisivo en cualquier actividad que desarrolla el ser humano, razón por la cual es necesario tenerlo en cuenta en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Ovalle hace la pregunta: ¿cómo llegar a permear los niveles de motivación del estudiante? Esto se puede lograr, conociendo muy bien el tema a tratar, enseñando con el ejemplo (ser congruentes), respetando al estudiante, proporcionando habilidades para resolver problemas, desarrollando competencias para alcanzar sus metas, instrumentando la participación, construyendo mecanismos de evaluación válidos, mostrando entusiasmo en la labor y enseñando a través de preguntas. Un proceso, donde el estudiante se vuelva protagonista de su propio aprendizaje y el docente pase a ser un facilitador-motivador del mismo.
De esta manera, por ejemplo, se puede captar que el estudiante se presente más dispuesto y receptivo con la información que se le está compartiendo. Se trata de realizar un diálogo permanente con el maestro. Desde esta perspectiva, los niveles de motivación hacia la escucha, asimilación de conceptos, participación y aporte, son mucho más significativos.
Es necesario además considerar la auto observación y observación sistemática, ya que con ello se puede evidenciar también el lugar que el docente ocupa frente a los estudiantes, evaluar sus actitudes o conductas en situaciones específicas, así como percibir su nivel de motivación. O bien, se puede aprehender la realidad que nos rodea mediante la observación sistemática. Este tipo de observación es el que pretenden realizar los científicos, para explicar o interpretar la realidad del comportamiento humano. De esta forma, se puede motivar a los estudiantes y permanecer uno motivado, evaluar, determinar la manera de coexistir con el estudiante en ese ambiente de aprendizaje que es el salón de clase y su entorno, permitiendo contribuir al proceso de enseñanza-aprendizaje.
Por esta razón, como expresa un amigo: es el amor, las acciones que constituyen al otro como un legítimo otro en la realización del ser social que vive en la aceptación y respeto por sí mismo, tanto como en la aceptación y respeto por el otro.