domingo, 22 de junio de 2008

VIVE LA VIDA

“hay dos tipos de viajeros en la vida, aquellos que parten y aquellos que retornan, los primeros miran el mapa, los segundos miran al espejo…”

Se nos dio la oportunidad de vivir, de conocer este mundo físico, de compenetrarnos en todo lo que él encierra, pero también de saber disfrutarlo, más cuando no sabemos el momento de nuestra partida. Parto de lo anterior, debido a algunos comentarios hechos para el artículo anterior. Hay quienes, ni siquiera tenemos un real proyecto de vida, o, no sabemos a dónde vamos a pesar de nuestra edad.
Hoy, muchos nos damos cuento que debemos sacarle provecho a los minutos, horas, años y optimizar toda esa potencia que se nos ha dado, darle paso a nuestros pensamientos, creatividad, iniciativa en todo aquéllo que favorezca nuestro crecimiento, la utilización adecuada de nuestro tiempo, que nos genere equilibrio, felicidad, armonía y lo que tanto anhelamos muchos: el amor.
Alguien escribía sobre como saborear la vida, que se puede vivir de tres formas…
La forma de abajo… donde tus pasiones y debilidades te encadenan… la ira… el odio… los celos… aquí eres esclavo de los sentidos… del placer… de las emociones, de los demás… eres esclavo del día y la noche… no sabes para donde vas… esta es la forma del esclavo…
La segunda es la forma del aprendiz… donde decides conocer quien eres, donde observas quien eres… donde te haces el propósito de conocer tu razón de ser… de ir más allá de tus limitaciones… Aquí reconoces la necesidad de ir más allá del ego… Aquí necesitas ser valiente y dejar atrás lo antiguo, lo que haz cultivado por miles de años… y atreverte a ser un ser humano real… totalmente nuevo…
La tercera forma de vivir es la más difícil, porque es la forma del hombre despierto… y muy pocos conocen lo que es la iluminación… para el despertar necesitas haber comprobado que verdaderamente quieres ser nuevo... y no ha sido fácil… has escalado muchas montañas… sin ningún reconocimiento… has dado todo sin ningún reconocimiento… has dado tu vida sin ningún reconocimiento… y solo cuando has aprendido a darlo todo sin esperar nada... En ese instante llega la iluminación…
Un pensador contemporáneo comentaba que para conocer la vida, simplemente hay que vivir… la vida es vivir... la vida no es un objeto, la vida es un proceso. La vida es un néctar que hay que aprender a saborear… No hay forma de conocer lo que es la vida más que viviendo, estando vivo, fluyendo, saboreándolo todo con ella. Si buscas el significado de la vida en algún dogma, en una determinada filosofía, en una teología, ten por seguro que te perderás en luchas y discordias intelectuales…. el intelecto no puede reconocer lo que es la vida…
El intelecto no puede conocer el sabor de la vida y su significado. La vida no te está esperando en ninguna parte, la vida es algo que te sucede, está viva y te muestra los misterios de estar vivo.
La vida no se encuentra en el futuro como una meta que debes alcanzar, está aquí y ahora, en este mismo momento, en tu respirar, en la circulación de tu sangre, en el latir de tu corazón. Cualquier cosa que seas es tu vida… si te pones a buscar significados en otra parte, te perderás la oportunidad de conocer su verdadero sabor.
Lo cierto, que cada quien en la medida que se ha identificado plenamente con lo que representa la oportunidad de vivir, de estar plenamente identificado con esa oportunidad, de sacarle provecho al tiempo que se nos permite estar, debe saber disfrutarla, sin dar cabida a todo aquéllo que merme las capacidades energéticas del entusiasmo, de la manifestación de sentimientos, emociones en toda sus capacidades que generen felicidad, autenticidad. Se debe evitar a toda costa la dependencia, manipulación, alienación o interferencia que mermen el gozo máximo de gustar intensamente nuestro vivir. Mañana puede ser demasiado tarde y no sabemos si realmente estaremos ahí.