sábado, 12 de septiembre de 2009

YO ELIJO LO QUE SOY


Lo que su mente es capaz de concebir y creer;

también es capaz de conseguirlo.

¡volverlo realidad!

Juan Antonio Razo










Aprende a enfocar

La semana anterior toqué un punto, al parecer, para algunos, bastante fuerte, en el sentido de si era vivencial o sólo teoría. Hoy, les comparto la segunda parte del curso taller: TOMA EL CONTROL DE TU VIDA, con los diversos apuntes y reflexiones que fueron surgiendo. Espero sea de su agrado y nos sirva de espacio para meditar.

Se cuenta una anécdota de la época en que se construía el Palacio del Rey, pasó un día el arquitecto revisando los trabajos que ocupaban los cientos de obreros. Observó el diferente humor que parecían manifestar unos y los otros según los diferentes capataces y supervisores.

En su recorrido le llamaron la atención particularmente tres individuos que ejecutaban la misma tarea; el primero lo hacía con visible desgano y fastidio, el segundo con seriedad y lentitud; el tercero en cambio, con entusiasmo y diligencia. El arquitecto preguntó al primero: ¿Qué está haciendo? Y contestó: Me pusieron a tallar una piedra. Luego preguntó al segundo: ¿Qué está haciendo? Preparo una piedra para la columna de la entrada a la derecha. Respondió. Finalmente preguntó lo mismo al tercero y éste le contestó: Estamos construyendo el palacio más bello del país.

Analiza este pequeño relato y reflexiona cuántas veces has hecho algo similar en tu vida. Todo aquello en que te concentres tiende a aumentar. Si te concentras en tus debilidades, éstas crecerán en proporción a la energía que dediques a ese pensamiento. Por eso es mucho mejor que te concentres en tus cualidades (las reales y las imaginarias), pues de esta manera conseguirás que crezcan y den frutos en ti. En donde se encuentra tu atención, está tu intención.

Evita actitudes de víctima

Para un alma alegre el mundo está repleto de cosas interesantes.

Alexandra Stoddard

Culpar a alguien, sea quien sea, lleva frecuentemente a un completo rompimiento de las comunicaciones familiares. Gritar y decirse mutuamente cosas ofensivas puede convertirse en cualquier momento en violencia física. De hecho, la violencia en la familia constituye una grave crisis de salud en este país.

A veces nos culpamos a nosotros mismos y nos sentimos responsables. O también culpamos a otros para mitigar nuestra culpa. El culpar se convierte rápidamente en un ciclo peligroso e interminable que puede llegar a actos violentos y al crimen. Hay una diferencia muy grande entre las razones buenas y las escuchables, y razones que se escuchan bien. Cuando nuestros sueños mueren y la depresión se adueña de nosotros, es tiempo de dejar de buscar culpables y de lanzarnos a buscar los motivos que se escuchan bien y que nos metieron en ese lío, para luego crear un plan que nos saque de él.

Reconoce tus cualidades y las de los demás

Cuanto más altos estemos situados,

más humildes debemos ser.

Cicerón

En las últimas fechas me he sorprendido de las razones que manifiestan los trabajadores de las compañías acerca de la importancia para realizar un buen trabajo, y estos son: Que valoren primeramente su trabajo, en segunda instancia que lo respeten y por supuesto: el dinero.

Tal vez esto sorprenda a algunas personas; sin embargo, la mayoría de nosotros sabemos que hoy en día, la gente ya no tiene por qué aceptar cualquier trabajo, ni mucho menos sentirse agradecido por ello. El dinero no es la razón principal por la que trabajamos, lo que realmente buscamos es la valoración y el respeto.

Jesús les daba reconocimiento constantemente a sus colaboradores y les decía: Bien hecho. Muchas de sus historias hablan sobre las alabanzas que los amos les hacían a los trabajadores leales. Dios abrió los cielos y alabó a Jesús en público en el río y le dijo: Tu eres mi hijo muy amado, en ti me complazco, y en otra ocasión en la montaña dijo: Él es mi elegido escúchenlo. (Dios sabe la importancia del reconocimiento público para motivar a la gente y conservar buenos elementos).

El reconocimiento de nuestro trabajo, y del desempeño de nuestra vida es para nosotros un aliciente que nutre y da energía; reconocer y reconocernos nos lleva a pensar y a sentir que el desempeño que estamos realizando es el correcto y estamos en el rumbo adecuado. Este detalle nos hace llenarnos de entusiasmo y continuar nuestro viaje por el mar de la vida.

Necesitamos del reconocimiento, necesitamos retroalimentarnos y recibir retroalimentación positiva de la gente que nos rodea. Si quieres ver cómo alguien crece unos cuantos centímetros ante tus ojos, reconócelo en público.

Elige ser excelente

El camino a la excelencia no tiene límites de velocidad.

David Jonhson

De los atributos del hombre a que se refiere la Ética que son libertad, voluntad e inteligencia, la libertad se considera como el centro de la vida humana; al usarla adecuadamente equivale a perfeccionar la calidad del planeta. La libertad deberá ser entendida como la capacidad de elegir y esta consideración nos lleva a afirmar la condición de libertad que el hombre tiene. Si esta capacidad de elección va dirigida hacia la excelencia, deberás entender claramente cuáles son las condiciones que la rigen.

Un ser humano excelente es aquel que influye en los demás y que transforma buscando siempre el bien para él y para los que le rodean, es decir; al tomar decisiones las realiza ecológicamente. Excelencia es saber amar y saber ser amado y ver siempre las cualidades de las personas, buscando constantemente su bien. Excelencia es saber servir con gusto y apoyar a los otros, pues se sabe que entre todos siempre se puede encontrar una forma mejor de hacer las cosas.

Excelencia es privilegio de los seres humanos que están en desarrollo constante, de acuerdo a los preceptos divinos. Excelencia es saber comunicar paz a los demás, aprovechar puntos de oportunidad y enfrentar dificultades, pero no hacer por otros lo que estos pueden hacer por sí mismos. Excelencia es saber proteger sin asfixiar, saber guiar sin imponer, saber motivar a los que están a nuestro cargo para que se enamoren de la verdad y sean sabios, se enamoren de la belleza y sean artistas, se enamoren de Dios y sean santos, se enamoren de su patria o de un sueño y sean héroes. Excelencia es saber vivir las virtudes y contagiar con el estilo propio de vida de esa felicidad que comunican la prudencia, la justicia, la fortaleza, la templanza y el entusiasmo.

Excelencia es tratar a las personas con mayor delicadeza y finura, así verán los míos que el rango y dignidad de todas las personas es muy alto. Excelencia es saber decir sí a la vida, porque camino confiado de la mano de Dios. Excelencia, entonces es saber que para ayudar a formar hombres y mujeres de gran talla, hay que empezar por uno mismo; hombres y mujeres que sean capaces de construir sociedades mejores, sistemas más justos.

El hombre que vive con excelencia posee, entre otras cosas, las siguientes características:

Intuitivo y alegre

Tiene claro su propósito

Es original

Es responsable

Se demuestra libre

Construye a otros

Soporta el rechazo

Aguanta la frustración

Da sentido a la vida

Es equilibrado en su pasión

Promueve los valores

El hombre excelente sabe reír y reír con abundancia y frecuencia. Disfruta gozosamente de la abundancia de los valores que encarna y promueve. Disfruta de las cosas bellas que abundan en esta tierra. Por ser intuitivo, sabe relacionar grandes realidades y tiene una visión amplia y adelantada con respecto al futuro; en la misma medida es inventor y creativo. Sobre todo, promueve el surgimiento de grandes hombres, de nuevos valores, de cambios históricos.

El que no tiene excelencia vive en la mediocridad. ¿Por qué no la tienes? Alguna vez la tuviste pero algo pasó en tu vida. Interpreta tu sistema de creencias y descubrirás el engranaje que de alguna manera te aleja de la excelencia, y redefine tu vida.

Y, cómo el viejo decía: “El árbol pa mantenerse erguido, necesita de buenas raíces”

domingo, 6 de septiembre de 2009

ELIJO LO QUE SOY


Nunca se es más grande como en la adversidad.

Disraeli











Pocos de nosotros hemos puesto atención a la construcción de nuestro propio plan Estratégico Personal; somos dados a ir por la vida acorde a como el viento nos impulsa. Hace algún rato me tocó leer sobre cómo nos vamos construyendo y eligiendo lo deseado.

Si ya has elaborado tu Plan Estratégico Personal, entonces has decidido participar en tu creación y te felicito por ello; por lo tanto, bien vale la pena proporcionarte estrategias que te ayudarán en esta travesía. Estas herramientas se encuentran enmarcadas en los cuatro ejes de desarrollo: Ético Espiritual, Social, Económico y de Autoridad. Al desarrollar los cuatro ejes, garantizas la existencia de equilibrio en tu desarrollo y te da oportunidad de consolidar tu vida.

Para tomar el control de tu vida, es necesario que recurramos al triángulo de la vida que propone Bob Trask en sus entrenamientos de desarrollo humano. Bob, tiene una organización en Estados Unidos, que se dedica a orientar a los seres humanos hacia la búsqueda de la felicidad, en armonía con el “Gran Espíritu”; como él denomina a Dios. Te presento un triángulo, el cual usaré para enseñarte la manera de desarrollar tu vida diaria.

El triángulo forma un patrón para que guíes tu vida. Nota que existen dos trayectos:

El primer trayecto, es el externo que se identifica por ser un camino de éxito.

Ser responsable en tu vida significa que cuando se presente un evento, y este evento sea importante en tu formación, lo más seguro es que te lleve a un estado de miedo. Para ello deberás trasladarte del miedo (el motivador positivo) a través del riesgo, para llegar al triunfo (un lugar de mérito y éxito) después seguir el amor por uno mismo que te lleva al descanso (un lugar de restauración y restablecimiento) y finalmente pasarás por el autoexamen para llegar de regreso al miedo. Nota que las flechas están de acuerdo al giro de las manecillas del reloj.

El segundo trayecto se identifica como el camino de la mediocridad (es el trayecto dentro del triángulo).

Ser irresponsable en la vida significa trasladarse del miedo (motivador negativo), a la parte interna del triángulo, que te lleva a la ansiedad. Este estado irremediablemente te causa parálisis; estando paralizado vas a presentar una actitud de evasión en donde carecerás de entusiasmo, por lo que consecuentemente te va a causar aburrimiento.

En el estado de aburrimiento, la autoestima baja y se crea en tu mente una actitud de desmerecimiento que va a activar la carga más grande que el hombre pueda llevar, y ésta es la culpa.

Al sentirte culpable, te causará ansiedad nuevamente e inicia el ciclo. Nota que las flechas están en contra del giro de las manecillas del reloj.

El miedo (ubicado en el vértice superior del triángulo), incluye sensaciones de temor, confusión, nerviosismo, anticipación, ansiedad y suspenso. Estas son emociones que por lo general evitamos. A la mayoría de nosotros, nos han enseñado que el miedo es una sensación negativa y cuando llega a nosotros pensamos que algo anda mal en nuestra vida. La verdad es mucho más simple; el miedo es nuestro motivador principal.

El desafío en estos casos es controlar el miedo para evitar que entres en un estado de pánico. Este estado de pánico se presenta cuando el miedo te bloquea para que sigas adelante. El miedo produce descargas de adrenalina en la corriente sanguínea, y causa que te pongas en estado de alerta y te prepara a que te decidas a actuar de una u otra forma.

Cuando el sentimiento de miedo te invade, tienes dos alternativas:

Hacerle frente al miedo y actuar.

No hacerle caso y permanecer inactivo.

Cuando te decides por enfrentar al miedo, lo haces tomando un riesgo relativo al mismo miedo que estás sintiendo. Por ejemplo, si hubiera una persona “prepotente” frente a ti y tienes que resolver un problema de trabajo con ella; de acuerdo a tu experiencia, es posible que puedas sentir temor. Esta actitud da como alternativa la posibilidad de que tomes un riesgo: Enfrentarte a esta persona y hablarle. O bien puedes elegir permanecer inactivo. Los resultados de esta decisión tienen un impacto determinante a lo largo de tu vida. Si decides arriesgarte, debes manifestarte con valor, que muchas veces podrías creer no tener. Aquí, tu crecimiento dependerá de que tomes acción y te arriesgues. Recuerda: ¿Si no hoy, cuándo; si no tu quién? Una forma de tener valor es la de convencerte a ti mismo, mediante afirmaciones positivas de que puedes vencer al miedo, que tienes seguridad, que eres fuerte, además entender que la magnitud del riesgo es siempre exagerada, muchas veces debido a tus patrones culturales (creencias).

El riesgo aparece en la cara derecha del triángulo, conectada con una flecha que conduce automáticamente al triunfo. Cuando decides correr un riesgo relativo a tu miedo, siempre tienes un triunfo. ¿Qué pasaría si decides no correr el riesgo, escondiéndote y permaneciendo inactivo? El miedo, se convierte en ansiedad y te jala dentro del triángulo donde no hay acción y te paraliza. La parálisis aparece dentro del triángulo y las flechas van en dirección contraria. En la vida, no podrás apartarte del miedo, simplemente no puede hacerse. Entendiendo esto, ahora podrás decidir si permites que el miedo te motive o te paralice. Decídete a correr el riesgo y hablarle a esa persona “prepotente”, y automáticamente te harás un ganador. ¿Aceptó esa persona entablar una conversación contigo? Probablemente no, pero no obstante, tu actitud significa que fuiste más allá de tu miedo y al hacerlo, obtuviste una victoria importante. Tienes ahora un nuevo concepto de ti mismo, más confianza y respeto propio y diste nuevos y positivos pasos en tu crecimiento por el hecho de correr un riesgo. Ahora eres capaz de darte cuenta de que eres más grande que tus temores.

En el ángulo del triunfo también tienes dos opciones entre las que puedes elegir. Son las mismas opciones que tuviste con el miedo:

Actuar positivamente. Significa que tomas la postura de ser activo positivamente para controlar tu vida y ser el creador de tus experiencias; permanecer positivo y permitir que los patrones de hábitos del subconsciente te guíen. Actuar positivamente, significa darte validez como un ganador y amándote. El amor por sí mismo es el punto de partida de todos los esfuerzos humanos con éxito. Si te decides a actuar positivamente, esta conducta te lleva un estado de amor por uno mismo.

Tener una actitud negativa. Si decides no actuar y no te sientes digno de ser un ganador, la indignidad te jalará hacia dentro del triángulo para caer justo en el poder del desmerecimiento y la culpa. Entonces darás marcha atrás hacia la ansiedad, y de la ansiedad a la parálisis y así sucesivamente. Nota que las flechas en la parte inferior del triángulo van en dirección opuesta a las que están en la parte exterior. Fallar, al no actuar positivamente en tu vida, ocasiona que retrocedas a lo largo del sendero de “víctima” dentro del triángulo. El proceso de tu crecimiento y desarrollo depende de que tengas el valor de actuar positivamente. Cuando no actúas positivamente te conviertes en víctima.

Las víctimas son personas que han sido agredidas por las situaciones del mundo que les rodea. Son personas que no arriesgan y que están constantemente retrocediendo. Los triunfadores son quienes controlan sus acciones y reacciones, y responden positivamente a cualquier evento que se presente en su vida, obteniendo resultados que no siempre son los esperados, pero el haberse arriesgado les da seguridad y aumenta su autoestima, porque tienen el valor de tomar decisiones y hacer compromisos.

En el sendero del triunfo, otórgate el valor que mereces; ámate por ser triunfador (amor por uno mismo) y automáticamente pasarás al lugar del descanso. Una vez más, como en las dos ocasiones anteriores, tienes que tomar una decisión. Las opciones son las mismas, puedes elegir la acción positiva o permitir que la duda de ti mismo y la desconfianza influyan en tu mente y caigas nuevamente dentro del triángulo. Vamos a entender como descanso, un tiempo de recuperación. Recupérate jugando y relajándote. Si eres un creador sabrás cuándo volver a entrar en acción. Si continúas dándote valor, llegará el momento en que alcanzarás un lugar en donde el nuevo nivel de confianza en ti mismo pierde su entusiasmo; se convierte en un ¿y qué? Tu aceptación de ti mismo como campeón ha alcanzado los límites de tu sistema de creencias. La mente subconsciente, con base en su información almacenada (recuerdos), te hará decidir el pasar al autoexamen, lo que te llevará a la duda de ti mismo y de allí volverás nuevamente al miedo. Sin embargo, el miedo se encuentra en un nuevo y excelente nivel. Será el momento de arriesgar nuevamente, de pasar a un plano más elevado de conciencia y confianza en ti mismo. Si por otro lado, no estás dispuesto a examinarte honestamente, eres sacado del descanso y enviado al interior, hacia la evasión, desde donde empiezas a retroceder hacia el aburrimiento, el desmerecimiento, la culpa, la ansiedad y la parálisis.

Si tienes complejo de víctima (la mayoría lo tenemos en cierto grado), sentirás que las experiencias de tu vida, ya sean agradables o desagradables; son responsabilidad de otras personas o de la misma circunstancia de la vida. No valoran las víctimas el esfuerzo que pudieron haber tenido. Si un amigo te envía un regalo o te rompes una pierna, tu reacción mental será: Ellos me lo causaron, o bien: No me lo merezco.

Cuando juegas tu propio juego, eres dueño de tu propia vida y tomas tus propias decisiones; el lugar de descanso (recuperación), será un lugar en el cual puedes relajarte y volver la vista hacia atrás para examinar los últimos eventos del triángulo, miedo, riesgo, triunfo, amor por uno mismo. Podrás ver cómo has crecido, porque algunas cosas que parecían aterradoras ya no lo son más. Descanso significa que te has recuperado y restablecido en este nuevo plano más elevado, dándote cuenta del nuevo nivel de confianza que has logrado para ti mismo y para otros. Tu vida puede desarrollarse constantemente si le haces frente a tus miedos o puede disminuir continuamente si te resistes a aceptar la responsabilidad de tu vida y tu felicidad; en cuyo caso tu vida caerá hacia adentro del triángulo en la espiral que va desde la ansiedad a través de la parálisis a la evasión, después al aburrimiento y al desmerecimiento a través de la culpa, y de regreso a la ansiedad. Los puntos interiores de ansiedad, evasión y desmerecimiento son las contrapartes invertidas de miedo, descanso y triunfo.

A primera vista, este triángulo, está lleno de flechas y palabras y parece un complicado problema verbal de geometría. Es simplemente una gráfica que te muestra, ya sea el camino que puedes seguir mientras asciendes, o el surco en el que puedes caer mientras desciendes. La sensación de sentirte bien y el sentimiento de confianza en ti mismo, ganará al final; se presentarán al tomar sus propias decisiones y al observar cómo éstas trabajan para ti. La diferencia entre tomar decisiones o permitir que las decisiones sólo ocurran, frecuentemente es un sentimiento de compromiso. Usando el triángulo, te enfrentarás con algunos retos a los que te hayas enfrentado en tu vida. Cataloga la siguiente espiral, ya sea hacia arriba por el exterior, o hacia abajo por el interior, para que puedas empezar a reconocer cómo este sencillo diagrama puede precisar, si estás en el sendero del triunfo o del fracaso.

Y Cómo el viejo decía: “Del miedo el coraje pa´cer lo que queramos”