sábado, 29 de noviembre de 2008

EL ARTE DE LA GUERRA


El mayor espectáculo es un hombre esforzado
luchando contra la adversidad;
pero hay otro aún más grande:
ver a otro hombre lanzarse en su ayuda.
Oliver Goldsmith
Las metáforas, alegorías parábolas y analogías son una parte fundamental de nuestra existencia, es de esa forma como damos significado a muchos conocimientos abstractos que se nos van presentando en el devenir de nuestra historia. Acudimos a ellas para establecer un referente en nuestras vidas. Hoy, deseo establecer una analogía con las relaciones humanas y el arte de la Guerra de Sun Tzu. Tomemos el saco y pongámonos lo que nos compete.
La guerra es un asunto de importancia vital para el Estado, porque el campo de batalla es el lugar de la vida o de la muerte, el camino que lleva a la supervivencia o a la destrucción.
Sí el jefe está dotado de sabiduría, será capaz de reconocer los cambios de las circunstancias y actuar con rapidez. Si es justo, sus hombres estarán seguros de la recompensa y del castigo. Si es humano, amará al prójimo, compartirá sus sentimientos y apreciará su trabajo y sus dificultades. Si es valiente, conseguirá la victoria aprovechando sin dudarlo, el momento más idóneo. Si es severo, sus tropas serán disciplinadas porque temerán y recelarán el castigo.
No existe general que no haya oído referirse a estos cinco puntos. Quienes los dominan, triunfan; los que no, son derrotados.
Por esto cuando eres capaz, finge incapacidad; si eres activo, pasividad.
Si estás próximo, haz creer que éstas lejos; si alejado, que estás cerca.
Finge estar en inferioridad de condiciones, estimula su orgullo.
Atácalo en donde no esté preparado; avanza por donde menos se lo espere. “Cuando estalla el trueno es demasiado tarde para taparse los oídos.”
LA CONDUCCIÓN DE LA GUERRA
“Un ataque puede carecer de ingenio, pero es preciso que se realice con la velocidad del rayo”. De esta manera los que son incapaces de comprender los peligros inherentes a utilización de las tropas, no son capaces de comprender la forma de utilizarlas con ventaja. Trata bien a los prisioneros y cuídalos, esto se llama ganar una batalla y fortalecerse.
LA ESTRATEGIA OFENSIVA
Por regla general en la guerra la mejor política es la de tomar el Estado intacto; aniquilarlo no es ventajoso. En efecto, conseguir cien victorias en cien batallas no es el súmmum de la habilidad. Rendir al enemigo sin combatir es el súmmum de la habilidad. Lo que es, pues, de gran trascendencia en la guerra es desbaratar la estrategia del enemigo. “No permitas que tus amigos se reúnan” “Las batallas son negocios peligrosos”.
La política más nefasta consiste en atacar las ciudades. No las ataques, a menos que no haya otro camino. De esta manera, los que son expertos en el arte de la guerra someten al ejército enemigo sin combatir. Conquistan las ciudades sin efectuar el asalto y derrocan un Estado sin operaciones prolongadas.
Tu meta es tomar intacto “todo bajo el cielo”. De esta forma tus tropas estarán intactas y tu victoria será completa. Este es el arte de la estrategia ofensiva. Si las fuerzas son parecidas, puedes presentarles batalla. Si eres inferior en número debes ser capaz de comprender la retirada. “El pequeño no puede desde luego igualar al grande, como tampoco el débil puede medirse con el fuerte, ni lo que son pocos, con los que son muchos”.
“La confusión del ejército, conduce al triunfo del adversario” “El que no tiene conciencia clara de sus propósitos no puede enfrentar al enemigo”. Hay que saber que existen cinco circunstancias en las que la victoria es predecible:
1. El que conoce cuándo puede combatir y cuándo no, será el vencedor
2. El que conoce como manejar un ejército grande y uno pequeño, será el vencedor.
3. Aquel cuyas tropas posean unidad alrededor de un objetivo común, será el triunfador.
4. El que es prudente y guarda a un enemigo que no lo es, será el triunfador.
5. El que tenga generales competentes y no padece las intromisiones del monarca, será el triunfador.
“Conoce al enemigo y conócete a ti mismo y; en cien batallas, no estarás jamás en peligro”. Cuando no conoces al enemigo pero te conoces a ti mismo, las probabilidades de victoria o de derrota son semejantes. Si a la vez ignoras todo del enemigo y de ti mismo, de seguro estás en peligro en cada batalla.
DISPOSICIONESCuando se poseen medios insuficientes, lo adecuado es la defensa, cuando se poseen medios abundantes, el ataque. Los que son expertos en el arte de atacar consideran esencial contar con las estaciones y con las ventajas de terreno; utilizan las inundaciones o el fuego, según las circunstancias. Lo hacen de tal manera, que el enemigo no sabe cómo prepararse. Lanza su ataque como un relámpago surgido del noveno cielo”. Prever un triunfo que el hombre vulgar pueda prever no es el colmo de la habilidad. Vencer en una batalla y ser proclamado “experto” por todos no es el colmo de la habilidad, porque levantar la pelusa de otoño no requiere mucha fuerza; distinguir entre sol y luna no es una prueba de sagacidad; oír el rugir del trueno no demuestra que se posee un oído fino. En materia de planificación, nunca un movimiento inútil; en materia de estrategia, ningún paso en falso.
Los elementos del arte militar son; en primero, la medición del espacio; en segundo, la estimación de las cantidades; en tercero, los cálculos; en cuarto, las comparaciones, y, en quinto, las probabilidades de victoria.
ENERGÍA
En líneas generales, mandar a muchas personas es como mandar a pocas. Es cuestión de organización.La convicción de que un ejército soporte un ataque del enemigo sin ser derrotado está garantizada por las operaciones de la “fuerza extraordinaria” y de la “fuerza normal”. Como norma general, en una batalla utiliza tu fuerza normal para entablar combarte, y usa tu fuerza extraordinaria para triunfar. En la batalla sólo existe la fuerza extraordinaria y la fuerza normal, pero sus combinaciones son ilimitadas no hay ser humano que pueda aprenderlas todas.
Si, de un golpe, el halcón destroza el cuerpo de su presa, es porque se lanza en el momento adecuado.
En el arte de la guerra no hay normas fijas. Las normas se fijan de acuerdo a las circunstancias. El comandante en jefe experto, aguarda el triunfo de la situación, y no de sus subordinados.
“El valiente sabe batirse; el prudente defenderse; el sabio, aconsejar. No se malgasta la capacidad de nadie.” No ordenéis a la gente tareas que no puedan cumplir. Haced una selección y dad a cada cual responsabilidades adecuadas a su capacidad. La guerra es un asunto de astucia.
PUNTOS DÉBILES Y PUNTOS FUERTES
Por norma general, el que ocupa primero el terreno y espera al enemigo tiene la posición más fuerte; el que llega más tarde y se precipita al combate se halla debilitado. Por eso, los que son expertos en el arte militar conducen al enemigo al campo de batalla y no se dejan atraer por él. Cuando el enemigo esté descansando, has de saber fatigarlo, cuando está bien alimentado, hacerle pasar hambre, cuando está descansando, obligarlo a moverse. Aparece en los lugares por donde deber pasar; trasládate con premura a donde no te espera. El enemigo no debe saber dónde me propongo a librar batalla, porque si no lo sabe, deberá estar preparado en muchos sitios diferentes. Y si se mantiene preparado en muchos sitios, los efectivos que yo pueda encontrar en cualquiera de ellos, serán poco numerosos. El que tiene pocos efectivos debe prepararse contra el enemigo; el que dispone de efectivos abundantes obliga al enemigo a prepararse él. Averigua, entonces, los planes del enemigo y sabrás la estrategia que te será más eficaz. Pertúrbalo y averigua el esquema de sus movimientos.Determina su disposición y descubre así cuál será el lugar del combate.
Hay cinco cualidades que son peligrosas en un general:
1. Si es arriesgado, puede perder la vida
2. Si es cobarde, será hecho prisionero. “El que valora su vida por encima de todas las cosas, quedará, paralizado por la indecisión. La indecisión en un general es una enorme desgracia”.
3. Si es colérico, puede ser ridiculizado. “Una cualidad es esencial en el carácter de un general: la perseverancia”.
4. Si tiene el sentido del humor demasiado susceptible, se le puede calumniar.
5. Si tiene un espíritu compasivo, se le puede hacer sufrir.Y como el viejo decía: “La burra no era arisca, los palos fueron la que así la hicieron”

domingo, 23 de noviembre de 2008

NUESTRAS ARMADURAS


El presente sólo se forma del pasado,
y lo que se encuentra en el efecto estaba ya en la causa.
Henri Bergson

Dice Robert Fisher en el Caballero de la armadura oxidada: “a todos nos tiene atrapados alguna armadura”, difícil de quitar, por lo que buscamos ansiosamente a alguien que nos ayude a zafarnos de ella, pero aunque parezca difícil, cuando el alumno está preparado, el maestro aparece. Una persona no puede correr y aprender a la vez. Debemos permanecer en un lugar durante un tiempo, muchas veces no amamos lo que tenemos sino que amamos el estar amando.
Cuando hayamos aprendido de nosotros mismos, no tendremos que andar buscando nuevas direcciones, es importante aprender en cómo salir de esa armadura que nos encierra. Nos preocupamos por demostrar que somos buenos, generosos y amorosos. pero ¿por qué hay que estarlo demostrando?. Podría ser que realmente no seamos lo que creemos y por eso vivimos pidiendo disculpas a la gente por haberles hecho daño.
Muchas veces no aceptamos nada como es, simplemente por lo que es. Necesitamos ser lo suficientemente sensibles para sentir las vibraciones de los otros. Pero para preocuparnos por los otros primero debemos preocuparnos por nosotros mismos. Dice Fisher por boca de Merlín: “Tendrás un largo y frío invierno, si tienes un corto y frío corazón”. “¿Cuando fue la última vez que sentisteis el calor de un beso, olisteis la fragancia de una flor, o escuchasteis un hermosa melodía? Para salir de nuestra armadura, necesitamos el silencio, el conocimiento, la voluntad y la osadía. Saldremos de ella, una vez que hayamos entrado en estos factores. Encontraremos la salida cuando hayamos aprendido lo que es necesario aprender.
Lo primero es aprender a conocerse a sí mismo. Las lágrimas de auténticos sentimientos te librarán de tu armadura. La única forma de ver la diferencia de otra forma de vida, es empezar a ver las diferencias en nuestro interior. Cuando aprendemos a aceptar en lugar de esperar, tenemos menos decepciones. Los animales aceptan, los humanos esperan. “Un conejo no espera que el sol salga mañana para poder salir. Simplemente acepta el día tal y como es, son felices así, siendo conejos.”
No podemos realmente ver hasta que nos comprendamos a nosotros mismos. Ponemos barreras para protegernos de quien creemos que somos, luego un día quedamos atrapados tras esas barreras y ya no podemos salir. Es necesario permanecer aislado uno solo y en silencio como una buena forma de empezar a conocerse a sí mismo. Perdemos demasiado tiempo pensando en lo que hemos hecho y en lo que vamos a hacer. Nunca disfrutamos el momento mismo en que estamos. Debemos permanecer en silencio y escuchar el sonido del viento, de la lluvia, del riachuelo, y por supuesto escuchar a nuestro propio yo y cuando aprendamos a escucharnos a nosotros mismos empezaremos a escuchar a nuestros semejantes.
El conocimiento es la luz que iluminará el camino, entre más cosas sepamos de nosotros mismos, más luz habrá en nuestro interior. Hemos confundido la necesidad con el amor. Creemos que amamos las cosas que necesitamos, pero en realidad no las amamos. Necesitamos a nuestra pareja, a nuestros hijos, pero ¿realmente los amamos? Solo podemos amar a otros en la medida que nos amemos a nosotros mismos. Si conocemos la verdad, conoceremos el amor.
Cuando empezamos a conocernos a nosotros mismos encontramos a un personaje perfecto, lleno de un gran potencial. Hemos estado tan preocupados intentando ser que no disfrutamos del simple hecho de ser. La ambición que proviene de la mente puede servir para conseguir buenas casas, carros, etc. Sin embargo, solo la ambición que proviene del corazón, puede darnos la felicidad.
La ambición del corazón consiste en desarrollar todo ese potencial. A los seres humanos se nos dio dos pies para que no tuviéramos que permanecer en un mismo lugar, pero si nos quedáramos quietos más a menudo para poder aceptar y apreciar, en lugar de ir de aquí para allá intentando apoderarnos de todo lo que podemos, entenderíamos verdaderamente lo que es la ambición del corazón.
Solo con el poder del conocimiento de uno mismo se puede derrotar el miedo y la duda. Es necesario voluntad y osadía para poner a prueba el conocimiento que se tiene de uno mismo. El conocimiento es la verdad y ésta es mucho más poderosa que cualquier espada. El miedo y la duda solo existen si uno les permite existir, no debemos salir corriendo al primer intento. Hay que enfrentarse al miedo y a la duda una y otra vez hasta llegar a vencerlas. Si nos enfrentamos al miedo y a la duda, hay posibilidad de que los eliminemos, pero si no las enfrentamos, es seguro que nos destruyen. El miedo y la duda son ilusiones que no existen, y son posibles de desterrar mediante el conocimiento de uno mismo. Esta es la senda de la verdad.
No podemos conocer lo desconocido si nos aferramos a lo conocido. No podemos seguir culpando a otros de nuestras desgracias y errores. Somos la causa no el efecto.
Y, como el viejo decía: “Si vas a jalar pa’l monte; traíte una buena cobija”